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¿Edición en papel o digital?


En la charla que ofrecí en la ciudad de Barranqueras

Recientemente estuve ofreciendo una charla dirigida principalmente a los escritores, pero también los lectores y curiosos la pueden aprovechar para descubrir cómo funciona en la actualidad el detrás de escena de la edición de un libro: ¿Edición en papel o digital? Y es que como escritora que vengo de una época en la que la única manera que había de editar un libro era imprimirlo en papel, Internet no deja de maravillarme por la cantidad de puertas y oportunidades que nos ha abierto.

Aclaro que no me hago eco de las advertencias fatalistas de que estamos presenciando el final de la edición en papel. Tampoco, de aquellas que aseguran que lo digital es una moda pasajera condenada a desaparecer, “porque los libros de verdad están en papel” (¿eso implicaría que los digitales son de mentira? Esto amerita otra entrada en mi blog, acerca de lo que es un libro al margen del soporte en que se lo edite).

Estoy convencida de que como escritores debemos aprovechar todas las herramientas que Internet ha puesto en nuestras manos. Hago la aclaración de que no todo es para todos, pero difícilmente sabremos qué funciona mejor para nosotros si no conocemos ni probamos todas las opciones.

Para empezar hay que tener algunos puntos en cuenta:

- Hay lectores que leen libros impresos y otros que leen libros digitales. Son dos públicos diferentes. Las estrategias para acercarse a cada uno corren por vías también diferentes.

- Conviene que tengamos una idea de quién nos leen, para saber dónde lo encontraremos y qué estrategias utilizar.

- De cuánto dinero disponemos tampoco es una cuestión menor. Vale aclarar de entrada que si queremos hacer las cosas bien, profesionalmente, y que nuestros libros tengan alguna oportunidad de destacarse entre los demás, siempre hay alguna inversión que hacer.

Hechas las aclaraciones, comencemos…


Edición en papel

Si vamos a hacer una tirada en papel, deberemos pasar por una editorial o, eventualmente, una imprenta. Prometo en una próxima entrada comentarles las diferencias entre ambas. La impresión en papel es costosa, siempre. Puede serlo un poco menos si hablamos de pocos ejemplares de un libro de pocas páginas, pero los “pocos ejemplares” rara vez son menos de 100 y conviene que cuenten al menos con 50 páginas, para que tengan un lomo donde colocar el título, el nombre del autor y el logo de la editorial, si la hubiera.

Estos libros físicos ocuparán espacio (es obvio, pero había que decirlo): en las librerías, dentro de las cajas en la casa del autor si decide venderlo por su cuenta y en las bibliotecas de los lectores. Habrá que cuidarlos del polvo, de la humedad… agreguen todo lo demás que se les ocurra. Y también es obvio, pero no puedo pasarlo por alto: la tirada tiene un límite. Incluso si fuéramos un autor superventas exitoso y se hicieran cien mil ejemplares, dos millones de ejemplares, sigue habiendo un límite.


Edición digital

Un arranque diferente tienen los libros digitales. Como ya dije, el costo cero no existe: siempre habrá servicios por los cuales conviene pagar para cuidar la profesionalidad, pero el simple hecho de no utilizar papel los abarata notablemente. ¿Cuáles son los servicios por los que nos conviene pagar? Básicamente: corrección y diseño de portada. De todo lo demás puede ocuparse el autor, si cuenta con los conocimientos y los recursos necesarios.

La corrección es fundamental. Aunque uno mismo sea brillante y maneje el idioma a la perfección, siempre hay alguna cosilla que se nos escapa. Incluso podría ser el corrector automático de Word. Y hay una cuestión con el texto propio: uno tiende a ver lo que quiso escribir y no lo que realmente escribió. Por eso es fundamental la revisión por parte de algún profesional: puede ser un profesor o licenciado en Letras, otro escritor o algún buen lector; lo importante es que no se le escape ningún error.

El diseño también es fundamental y conviene que se ocupe un profesional, si lo que pretendemos es que nuestro libro pueda competir (sí, es fea la palabra, pero en definitiva es lo que hará) con los libros que estarán a su alrededor.

Los libros digitales no ocupan espacio físico y el que puedan llegar a ocupar en un dispositivo es mínimo. Por eso son geniales a la hora de viajar: podemos llevar todos los que queramos y no hacen bulto, a diferencia de lo que pasaría con una pila de libros en papel. Tampoco requieren de cuidados especiales y pueden compartirse infinidad de veces. Esto conlleva a otro tipo de problemas, de los que podemos conversar más adelante. Pero en principio no lo vean como un problema sino como una solución y la oportunidad de muchos autores de publicar, darse a conocer y vender su obra. Muchos comenzaron en formatos digitales y posteriormente publicaron en papel, a raíz del éxito que tuvieron.


Difusión y publicidad

Pasemos al segundo paso: la difusión. Vale aclarar que todas las estrategias son válidas para ambos formatos, si bien podrían funcionar mejor algunas que otras. Veamoslas.

Visitar los medios de comunicación siempre es conveniente para conseguir visibilidad. Una frase que repito a menudo, un poco en broma, un poco en serio, es que hay que hacerse amigo de los periodistas responsables de la sección de cultura en diarios, revistas, programas de radio y televisión, medios digitales… Conseguir una entrevista en un medio de otra ciudad o provincia (incluso país) tecnológicamente es mucho más fácil en la actualidad, si uno tiene los contactos, claro. Cuanto mayor sea el alcance del medio a más público se llegará, por supuesto, pero eso no garantiza que la gente vaya a comprar masivamente nuestro libro.

Una llegada mucho mayor (si se lo sabe utilizar) tiene Internet. Correo electrónico, redes sociales, páginas, blogs... En cualquier caso, estamos hablando de una tarea que implica mucho tiempo, pero es fundamental para dar a conocer nuestro trabajo.

La publicidad en los medios suelen ser costosas. En los medios gráficos depende del tamaño y si es a colores o en blanco y negro; en radio y televisión, de la cantidad de segundos. Hay que aprender a economizar al máximo (nuevamente, conviene contratar el trabajo de un profesional especializado) y de todas formas, no es garantía de que la gente salga corriendo a comprar el libro. Pero es la manera de llegar a los que sí podrían tener interés.

En cuanto a la publicidad en Internet, es mucho más accesible económicamente, tiene un mayor alcance y dirigido directamente al público de nuestro libro. Por eso, la importancia que mencionaba al comienzo, de tener aunque sea una idea aproximada de quiénes nos leen.


Venta y distribución

En cuanto a la venta y distribución, hay estrategias que funcionan mejor para el libro en papel, otras, para el digital y las demás pueden utilizarse en ambos casos.

Empecemos con el libro en papel: lo ideal (aunque siempre costoso) sería sostener un plan de publicidad en los medios más importantes y/o en aquellos que tengan en su audiencia a nuestros potenciales lectores. La opción más económica es cambiar la publicidad por entrevistas, artículos y comentarios que nos puedan hacer, sabiendo de antemano que serán esporádicas y muchas veces, breves, de modo que conviene no improvisar y aprovechar bien el espacio.

Lo lógico sería dejar algunos ejemplares en librerías o trabajar con una distribuidora, pero lo lógico no siempre es lo más conveniente. Generalmente las librerías funcionan a consignación y termina siendo una pesadilla recorrerlas para que nos rindan el dinero de las (eventuales) ventas. Tal vez (sería maravilloso) en la actualidad trabajen de una manera que no demande al escritor acercarse personalmente a los locales. Lo desconozco porque no volví a manejarme con librerías luego de la experiencia con mi primera novela, en 2004. Opté por ser mi propia distribuidora. Esto más difícil cuando se trata de un libro en papel, pero las distribuidoras y las librerías tampoco garantizan ni se preocupan por las ventas y sí se quedan con un porcentaje: eso fue lo que me llevó a tomar la decisión.

Naturalmente, de manera paralela nos convendría asistir a Ferias, Encuentros, Jornadas y cuantas otras actividades literarias se realicen, para mostrar nuestra obra y relacionarnos con nuestros pares. Y si fuéramos nosotros quienes dictásemos algún taller, jornada o charla, a la par de las presentaciones que hagamos del libro, mucho mejor.


Aprovechando Internet y las redes sociales

Si sabemos manejar Internet y las redes sociales, los podemos aprovechar para hacer publicidad a un costo muy accesible, esto tanto para los libros impresos como para los digitales. También es sumamente enriquecedor sumarse a los grupos literarios (que son muchos y variados). A la par que damos a conocer nuestro trabajo, nos conectamos con nuestros pares. Y siendo el español el segundo idioma más hablado de occidente, las oportunidades que surgen son realmente interesantes.

En cuanto a la distribución, tenemos varias opciones. En Internet hay distribuidoras de libros digitales, que se encargan de subirlos a las librerías virtuales. Amazon es la más reconocida de estas últimas, pero de ninguna manera la única ni la mejor. Todo depende del objetivo que nos hayamos trazado, otras podrían ser mucho más convenientes. Incluso podríamos prescindir de las distribuidoras y subir nosotros mismos nuestro libro a la/s librería/s. Hasta podríamos ir más lejos y venderlos desde un blog o página web personal.

Y si de conocer e intercambiar con nuestros lectores se trata, el golazo son las plataformas literarias. Desalienta un poco que haya que cumplir una serie de requisitos para poder vender los libros y muchas veces es la plataforma quien determina el precio y las condiciones, pero no deja de ser una experiencia positiva, que suma lectores. Y como muchos de los lectores son al mismo tiempo escritores, el intercambio se torna mucho más enriquecedor.

Finalmente, continuando con las herramientas que nos brindan Internet y las redes sociales, es posible replicar muchas de las actividades que propusimos para el libro en papel, de manera on-line. Y esto, a costo cero prácticamente, porque lo único que necesitamos es un dispositivo, que puede ser el mismo celular, y una conexión a Internet. Por lo que pagamos mensualmente por Internet y el teléfono, podemos llevar a cabo un plan de acción de visibilización y difusión de nuestro trabajo, vincularnos con nuestros pares y encontrar lectores.

Nada es así de fácil ni de rápido, pero se puede. Con organización y constancia, se puede.


La autogestión es un paso a paso

Habrán visto que cada uno de los ítems que fui comentando podría ser el tema de una entrada completa (y esa es la intención, a mediano plazo). El literario es un universo vasto, cuyas fronteras se expanden constantemente y las oportunidades se multiplican. Actualmente, la sensación que muchos autores tienen es la de estar parados a la entrada de un gigantesco laberinto. Mi intención es compartir con ustedes lo que fui aprendiendo en estos años, para que vean más claro el camino, ahorrarles vueltas innecesarias y que lleguen al resultado que desean de manera más directa.

La autogestión es como un salto al vacío… libertad y pánico a la vez. Pero el autor es el único que se tomará su libro en serio y hará lo que crea conveniente y necesario para que esa obra se conozca y circule. En cada uno está, aceptar el desafío y dar el primer paso en esa dirección.

¡Los saludo hasta la próxima entrada!

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