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Diez años después...

Marina Nill

Hoy hace diez años, presentaba por vez primera el librito de los consejos para escritores. Para los más cercanos era «el chiquito», porque de todos los libros que había escrito, era el que menor cantidad de páginas tenía.

El chiquito tuvo un origen casi casual. Y en sus comienzos, no fue pensado como un libro.

En septiembre de 2011 me invitaron a la 3ª Feria del Libro de Bella Vista, en la provincia de Corrientes. Ya había estado allí un año antes. La invitación había sido para presentar mi novela Llamaradas de Recuerdos, pero por entonces sufría de un pánico escénico importante, por lo que invité a acompañarme al gran escritor correntino Martín Alvarenga, quien un par de años atrás había leído (y presentado) mi novela Bufeos: era la que conocía y le había gustado mucho, por lo que en una sentada, presentamos las dos, en una suerte de entrevista y conversaciones literarias que —ruego— haya sido amena también para el público.

Por entonces, no tenía publicado nada más aparte de esas dos novelas. Y no había margen de tiempo suficiente para repetir la presentación de alguna de ellas sin pecar de pobreza de recursos.

Casualmente (o no) en esa misma fecha yo había terminado de amigarme con mi destino de escritora autogestora, después de haberme animado a contactar con un par de agentes literarios argentinos, de los que nunca más tuve noticias tras un escueto intercambio de correos electrónicos. Poco después encontré el paso a paso que había que realizar para cumplir el sueño de publicar el libro y llegar al lector, generosamente compartida por una plataforma literaria, y decidí comprobar su eficacia poniéndolos en práctica conmigo misma. Recuerdo que uno de los pasos era tener una cuenta de autor en Facebook y Twitter, las dos grandes redes sociales del momento. En Facebook la tenía; en Twitter, la tuve que crear. Pasé los primeros tiempos hablándole a la nada, hasta que conseguí mis primeros seguidores. Durante años me preguntaba casi a diario qué carajos hacía ahí, porque no le encontraba la gracia. Recién en los últimos meses, empecé a interactuar con algunos escritores que estaba siguiendo, y sigo ideando cómo sacarle partido. Pero me fui del tema.

Mi participación en la Feria del Libro de Bella Vista me pareció una oportunidad perfecta para compartir lo que había aprendido hasta entonces, entre lecturas y experiencia.

Arme un Power Point sencillo y concreto, con el que di mi primera charla. Tres meses después la repetí en la ciudad de Posadas, invitada por Aníbal Silvero, presidente de la Sociedad Argentina de Escritores de Misiones. Me di cuenta de que si mantenía el formato de la charla, serían muy acotados los destinatarios de todo ese conocimiento que yo deseaba compartir, por lo que, en una segunda etapa, lo que hice fue publicar en mi página de Facebook, cada uno de esos temas, con un desarrollo más elaborado.

Al cabo de un tiempo observé que las publicaciones que menos interacciones habían recibido, eran ocultadas por Facebook, por lo que me apuré en rescatarlas y guardarlas en un documento de Word precario. Me di cuenta de que tenía material para medio libro. Faltaban temas, y los que tenía necesitaban mayor desarrollo, pero era algo que podía hacer con facilidad, pues —como ya dije— tenía el conocimiento y la experiencia.

De todas formas, me llevó unos meses completar la tarea. Digamos que para marzo de 2013 ya tenía el libro terminado, y estaba pensando cuál sería el momento más apropiado para presentarlo, en formato digital (que por entonces se reducía a un PDF grabado en un CD). Sin embargo, una serie de sucesos afortunados me abrió la oportunidad al libro impreso en papel, que en su primera edición salió bajo el sello de Sofía Ediciones.

Podría escribir otra larga entrada detallando la maravilla de casualidades que desembocaron no sólo en el libro impreso, sino cómo llegó la caja con la tirada hasta Resistencia, el mismo día que se inauguraba la XIII Feria del Libro Chaqueño, el único año que su editora, María Elena Sofía, viajó al Chaco para participar de esta feria, y aprovechamos la oportunidad para que fuese la presentadora del libro. Incluso podría contarles cómo, de no estar en la grilla, acabó presentándose en el salón Auditorio de Letras, el sábado 3 de agosto, a las 21. Pero no es una entrada sobre magia y casualidades.

El libro fue maravilloso y tuvo éxito, porque el grueso de los escritores estábamos en la misma línea de partida por aquel entonces, con un mundo tecnológico desplegándose ante nosotros, pero sin saber cuál era la punta del ovillo y cómo no perdernos en ese laberinto. Mi objetivo sin embargo era más ambicioso: quería llegar a la mayor cantidad posible de escritores, y con un libro en papel, en Argentina, suele ocurrir que el envío termina siendo más caro que el libro y eso le quita las ganas de comprar a cualquiera.

Así fue cómo surgieron primero los videos en mi canal de YouTube: un video por cada capítulo, un gran trabajo en equipo entre Lorena Maqueda, a cargo de la filmación, Rodrigo Cattarozzi, de la edición, y yo, y algunas entradas a mi blog, porque como escritora que soy, se me da mejor escribir que hablar delante de una cámara.

Pero pasó lo de siempre: la tecnología avanza a una velocidad que cuesta seguir, y pronto el libro y los videos quedaron desactualizados. Gracias a esa misma tecnología evolucionada, y aprovechando el confinamiento del 2020, empecé con más videos y vivos en mi canal de YouTube, ya sin la ayuda de nadie. En cuanto al libro, desde hace un tiempo que me seduce la idea de aprovechar este décimo aniversario para lanzar una segunda edición actualizada, pues —como siempre digo— algunas cosas no existen más, otras cambiaron y hay otras nuevas. Considero fundamental compartir todo este nuevo conocimiento. Sé que no podré estar actualizando el libro constantemente, pero para eso tengo mi canal, mi blog y las redes sociales.

No sabía si contarles la buena nueva o dejarles con la incógnita del anuncio, pero me atrae más la opción número dos, porque a todos nos atrapa la curiosidad y porque primero quiero tener pájaro en mano que cientos volando. Con tanto preámbulo no les resultará difícil hacer la deducción, de todas formas. Y espero reencontrarnos con otra feliz entrada en septiembre, cuando se cumplan doce años de aquella primera charla, que dio pie a todo lo que vino a continuación.

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